martes, 18 de octubre de 2011

CRÍTICA: Contagio

PÁNICO EN LAS CALLES


LO MEJOR: El retrato del desmoronamiento social. La música.
LO PEOR: Su dispersión en el discurso. Cierta falta de posicionamiento por parte del director.

A pesar de su anunciada pronta retirada de la dirección cinematográfica, Steven Soderbergh es un auténtico animal de costumbres tanto para lo bueno como para lo malo.

En «Contagio» el director norteamericano retoma el esquema coral de «Traffic» y aunque se trate de un supuesto de pandemia letal global, sabe imprimirle un gran realismo a la historia. La premisa es bastante plausible y constantemente el guión nos recuerda otras gripes como la aviar, la peste porcina o la gripe “española” para dar un toque de atención a la memoria del espectador y que éste vea lo sostenible y factible de la trama.

En cierta manera el mayor problema de la película viene de ahí, la idea general y el entorno que crea es sólido pero su visión caleidoscópica a través de seis puntos de vista resta solidez al conjunto.


El guión no sabe propinarle a las subtramas un interés suficiente. Todas son relativamente importantes porque vienen a representar las diferentes formas de afrontar una situación tan grave, sin embargo la mayoría se enfangan y quedan prácticamente en mera anécdota. Destacan Matt Damon y Jude Law que alejados de la parte institucional de los otros intérpretes, desarrollan unos personajes más perfilados y llamativos en los que se echa de menos una mayor profundización. En cambio por la cinta pululan papeles como el de Marion Cotillard que desgraciadamente realizan una aportación nula al conjunto.

No obstante donde Soderbergh sabe explotar mejor su estilo, y más aún el documental, es en la representación y reflejo de la masa. Queda verosímilmente plasmado cómo los anclajes de la sociedad moderna se rompen ante la epidemia protagonista del film y la lucha por la supervivencia se vuelve lo primordial. Si a eso le sumamos el hecho de que la enfermedad es altamente contagiosa, aparece un factor de desconfianza y aislamiento que está muy bien transmitido y que hace al espectador meterse de lleno en ese contexto. Esta aproximación se agradece en el cine reciente ya que estamos más que acostumbrados a que este tipo de historias desemboquen en una cinta post-apocalíptica al uso. Ejemplos como el de «La carretera», todo el género de zombies/infectados o en cierta manera la reciente «El origen del planeta de los simios» nos han hecho pesimistas, y no concebir otra salida a estos casos virales que la propia destrucción de la humanidad y su relevo en la supremacía del planeta.



La complejidad y magnitud de la historia llega a tal punto que la película parece quedarse sin demasiados argumentos en su último tercio. Ahí, la cinta languidece hasta su final cerrando las subtramas y dejando una sensación de falta de compromiso importante. A lo largo de su metraje se apuntan ciertos aspectos “polémicos”, cómo el papel de las farmaceúticas, que no se vuelven a mencionar;  parece que debía decirse algo al respecto pero Soderbergh no quiere implicarse a pesar de que él mismo lo ha dejado ahí. Esto desorienta sobre el mensaje final del film, si es que lo tiene, porque uno no sabe qué posición toma el director, el cual además despista bastante con una extraña moralidad latente por ejemplo en el tema del adulterio, que también se toca y se le otorga un papel desencadenante que confunde por sus intenciones.

Enrique Lop

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